Los blanqueamientos son tratamientos que deben ser indicados, realizados y supervisados por un cirujano dentista debido a que no todos los pacientes son candidatos a uno y los materiales mal aplicados pueden producir daños en tus mucosas.
El paciente ideal es quien no presente hipersensibilidad previa, no presente cuellos dentales expuestos ni restauraciones definitivas en el sector a tratar. Sin embargo, estas limitantes no son absolutas y un dentista es quien realiza la selección del paciente.
Un blanqueamiento dental funciona mediante a geles de mayor o menor concentración que una vez en contacto íntimo con el esmalte dental, comenzará a oxidar y eliminar aquellos pigmentos que le otorguen al diente un color no deseado.
Los resultados varían según cada paciente, dependiendo del color inicial, características del tejido dentario propio del paciente y del protocolo utilizado pero generalmente aclara de 2 a 3 tonos.
Los resultados obtenidos, al igual que una decoloración en el pelo, no se pierden, pero debes considerar que tu diente seguirá siempre pigmentando y envejeciendo por lo que lo puedes repetir eventualmente unos años posterior al tratamiento inicial.
Finalmente, te contamos que el tratamiento no daña el esmalte dental y que si bien puede existir algo de sensibilidad durante el tratamiento, no tiene que ver con que se dañen los dientes sino con que aumenta la permeabilidad a ciertos estímulos lo que es fácilmente manejado por tu especialista.